La reverenda Kirsty Brown, capellán de la residencia de ancianos, dijo que uno de los mayores problemas de las personas que sufren malos tratos es sentir que no tienen a nadie con quien hablar.
"Pero en una comunidad eclesiástica, con suerte se crea confianza y se entablan relaciones de confianza, lo que significa que la gente puede hablar abiertamente de los malos tratos a las personas mayores", dijo.
La Sra. Brown afirmó que las personas mayores que formaban parte de comunidades eclesiásticas estaban bien situadas cuando la iglesia funcionaba como debía.
Dijo que había experimentado en muchas congregaciones diferentes la sensación de que la gente se preocupaba por sus miembros ancianos.
El reverendo Ben Boland, defensor de los ancianos, afirmó que los cristianos están llamados a amar al prójimo, que puede ser tan sencillo como saber el nombre de alguien.
"Como corporación eclesiástica, tenemos la responsabilidad de ocuparnos de los ancianos y comprometernos con ellos", afirmó.
El Sr. Boland afirma que uno de los retos es el modo en que el sistema educativo y las iglesias segregan a las personas por grupos de edad.
Señaló que desde su etapa escolar, la gente se agrupa por edades, y que en las iglesias había iglesia infantil, grupos de jóvenes y grupos de jóvenes adultos.
Aunque estos grupos son importantes, el Sr. Boland señaló que era difícil esperar que las personas fueran multigeneracionales cuando se les había formado durante 20 años para que no lo fueran.
También afirmó que el estrés y el aislamiento de los cuidadores son factores predictivos de los malos tratos a las personas mayores y que es necesario prestar más apoyo a los cuidadores.
"Se necesita un pueblo para atender a las personas que viven con fragilidad", dijo.
El Instituto Australiano de Salud y Bienestar informó de que 1 de cada 6 australianos sufrió malos tratos en el último año y es probable que esta cifra aumente.
Según el informe de la AIHW, esta forma de abuso se producía en relaciones en las que existían expectativas de confianza.
El informe del Instituto Australiano de Estudios sobre la Familia sobre la prevalencia nacional del maltrato a las personas mayores señalaba que los patrones de secretismo sobre el maltrato a las personas mayores eran difíciles de superar porque la mayoría de la gente no hablaba.
La Sra. Brown señala que a menudo no es la propia persona la que plantea la cuestión, sino alguien que vela por ella. Las iglesias pueden desempeñar un papel importante dando voz a sus vecinos mayores.