Según un reciente estudio del Instituto Grattan, el número de australianos mayores que no pueden permitirse pagar un alquiler va en aumento, y las mujeres se ven afectadas de forma desproporcionada.
Cada vez son más las personas que se quedan sin vivienda convencional y viven en furgonetas, almacenes e incluso trasteros. Conoce sus historias y algunas de las soluciones en este artículo de ABC.