"Es evidente que debe haber una mejora significativa en la conducta de los operadores de residencias de ancianos", declaró a la ABC.
"Este asunto figurará en el orden del día de la próxima reunión de ministros de Consumo, y he dejado claro a los ministros de los estados y territorios que hay que acabar con los malos comportamientos".
Es la continuación de una investigación de ABC sobre el multimillonario sector de las residencias de ancianos en septiembre de este año, que reveló "abusos corporativizados contra los ancianos", con historias de honorarios excesivos, contratos opresivos y promesas de marketing engañosas.
Tim Kyng, actuario jubilado, académico y experto en pueblos de retiro, que ha evaluado cientos de contratos de este tipo, los describió como "estafas astutamente diseñadas".
El efecto dominó de las elevadas tasas de salida fue un reguero de ancianos australianos incapaces de financiar una plaza en un centro de atención a la tercera edad, lo que les obligó a inscribirse en una lista de espera para obtener una plaza subvencionada por los contribuyentes.
Por ejemplo, Joan Green, de 89 años, compró hace 11 años un apartamento en una residencia de ancianos por 384.000 dólares y no tendrá dinero suficiente para pagar un centro de atención a la tercera edad, ya que la tasa de salida del 60% y otras tasas le dejarán con 81.000 dólares.