Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Flinders sugiere que un nuevo enfoque puede ayudar a las personas a sentirse más positivas sobre el futuro tras un diagnóstico de demencia o deterioro cognitivo leve (DCL), escriben la profesora Kate Laver, la doctora Miia Rahja y Amelia Winter.
Cada día se diagnostican en Australia aproximadamente 240 personas con demencia o DCL, un precursor de la demencia. El diagnóstico suele producirse cuando los síntomas son leves.
Sin embargo, un diagnóstico de demencia o DCL puede ser muy duro, y a muchas personas les costará aceptarlo. Además, algunas personas experimentarán dolor relacionado con la pérdida real o percibida asociada a su diagnóstico y pueden experimentar impactos en su autoestima.
Desgraciadamente, a pesar de los efectos conocidos sobre el bienestar de recibir un diagnóstico de demencia o DCL, muchas personas no reciben apoyo para su bienestar en los primeros días tras el diagnóstico. En cambio, solo reciben apoyo cuando sus síntomas son más graves y su calidad de vida se ha visto afectada de forma significativa.
El equipo de investigación se propuso cambiar esta situación buscando formas de que las personas reciban ayuda antes y ralenticen el avance de la demencia, permitiéndoles vivir más tiempo, de forma más sana y satisfactoria.