Aunque todos envejecemos, no todas las personas que envejecen se vuelven necesariamente frágiles. El envejecimiento y la fragilidad están estrechamente relacionados, pero no son lo mismo.
Pero, ¿qué es lo que nos da tanto miedo del envejecimiento? A la hora de la verdad, muchas personas tienen menos miedo a envejecer que a volverse frágiles.