A los 52 años, a Georgio le diagnosticaron una cardiopatía que requirió una operación a corazón abierto. Su médico le dijo que no podría trabajar durante seis semanas. El médico también le advirtió de los riesgos de la operación.
Como subcontratista de una empresa de construcción, Georgio tenía algunos acuerdos financieros complicados y le preocupaba la posibilidad de no poder ocuparse de ellos él mismo tras la intervención quirúrgica. Georgio ya había hecho testamento, pero decidió que necesitaba planificarlo cuidadosamente en caso de que no pudiera tomar decisiones sobre sus finanzas tras la operación, o si ocurría algo más y perdía la capacidad de tomar decisiones por sí mismo.
Georgio y su esposa Madeleine acuden a un abogado. Como ambos pensaban que había llegado el momento de hacer planes a largo plazo, Giorgio otorgó a Madeleine un poder notarial permanente.
Georgio se recuperó totalmente al cabo de unos meses, y el poder notarial permanente permaneció intacto en el expediente de su abogado. Sin embargo, si las cosas no hubieran ido bien y Madeleine se hubiera enfrentado a decisiones empresariales importantes, el documento le habría permitido tomar el control sin necesidad de recurrir a la División de Tutelas del Tribunal Civil y Administrativo de Nueva Gales del Sur o al Tribunal Supremo en un momento en el que ya tenía muchas responsabilidades.
Crédito: Publicado en Compass con permiso de Legal Aid NSW