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Andrew atraviesa considerables dificultades económicas y quiere asegurarse de que recibirá una herencia. Comienza una campaña deliberada para convencer a su padre de que está perdiendo sus "canicas" y, por tanto, su capacidad para gestionar sus propios asuntos.
Andrew insiste en llevar a Peter a las citas médicas y consigue convencer al médico de cabecera de su padre de que Peter presenta signos de demencia, lo que hace que le administren una medicación que produce un efecto similar al de un sedante.
Como era de esperar, se considera que Peter carece de capacidad de decisión.
Andrew organiza entonces una evaluación neuropsicológica y lleva a su padre a la cita después de asegurarse de que ha tomado la "medicación para la demencia" ese mismo día.
Como era de esperar, se considera que Peter carece de capacidad de decisión. Tras este informe de evaluación, Andrew presenta una solicitud al VCAT para convertirse en tutor y administrador de su padre.
Acción y resultado
Sin embargo, como parte de su revisión médica continua, a Peter le retiran la medicación para la demencia unos meses después, y su estado mejora notablemente. Su desconfianza hacia su hijo aumenta y trata de impugnar las órdenes.
Durante los 18 meses siguientes, se somete a cinco evaluaciones neuropsicológicas distintas y se determina sistemáticamente que tiene capacidad. El VCAT celebra una vista y está a punto de revocar sus órdenes anteriores, cuando Andrew solicita una nueva audiencia para asegurar su control. En este punto, los procesos para las audiencias del VCAT, las pruebas médicas y los honorarios legales de representación han costado a su padre más de 40.000 dólares.
Peter se entera de la existencia de Seniors Rights Victoria a través de un médico, y sus abogados le prestan asistencia jurídica para la solicitud de nueva audiencia, ya que no puede pagar más costas judiciales. Finalmente, el VCAT revoca todas las órdenes y Peter puede nombrar a sus propios abogados de confianza en virtud de un nuevo Poder Notarial Permanente.